El error por informar primero

Las redes sociales han cambiado las formas de informar, para bien... y para mal. Esto último se evidencia claramente en el afán de dar la noticia antes que nadie, antes que un medio de la competencia o antes que un individuo cualquiera que usa Twitter, Facebook o lo que fuera. Y en ese afán ha quedado de lado uno de los principios básicos a la hora de informar: chequear la información. Y chequearla cuántas veces sea necesario. A veces, con una vez es suficiente; otras, es necesario recurrir a más de una fuente. Y eso me parece fundamental especialmente cuando de anunciar la muerte de alguien se trata, tema delicado si lo hay. No solo afecta al "fallecido" en cuestión, sino a familiares, amigos y todo aquello en lo que esa persona influye. Lo que digo no solo viene a cuento del anuncio de la muerte de Gregorio Álvarez, este año me pasó con otras dos personas: una anónima y una conocida. Un periodista, en ese apuro de dar la noticia antes que nadie, me hizo creer que el joven al que un patovica había empujado al vacío en una disco del Parque Rodó había muerto, y meses después me informó que Alejandra Forlán había fallecido. Como lo escuché y no volví a prender la radio hasta varias horas después, durante todo ese tiempo estuve convencida de que ambas personas habían muerto. No era gente que conociera, pero la noticia de todas formas me tocó. Claro está que luego ese periodista no sabía dónde meterse o qué esgrimir como excusa. Al punto que meses después, cuando ya varias fuentes daban por muerto al ex ministro Eleuterio Fernández Huidobro, no se animaba a confirmar su deceso. Bien aplicado el dicho de "el que se quema con leche, ve una vaca y llora". Con la más reciente mal anunciada muerte de Gregorio Álvarez fueron varios que cayeron en el error y lo que me pareció más triste o indignante era su defensa: alegaban que luego tuvieron la valentía de pedir perdón o admitir su error. Creo que el gran error de dar la falsa noticia no se arregla diciendo que más tarde se disculparon, la disculpa no debería servir de colchón o red para tirarse al vacío con el objetivo de "ser el primero". Sí deberían pedir disculpas por no hacer su trabajo como corresponde. Se trata de chequear, algo que ningún periodista debería dejar de hacer aunque pierda la "carrera" de las redes sociales.

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