No lo arruinen con la tanda
No hay dudas de que "MasterChef" es el gran éxito de la TV nacional 2017. El programa más visto y más comentado en lo que va del año. Se nota en la calle y en las reuniones a las que uno concurre. Pero no solo en eso se palpa, basta ver lo que sucedió el último lunes que se emitió el reality culinario. La tanda publicitaria empezó a ganar el protagonismo que hasta entonces no tenía. A superar incluso al artístico (lo que se ve de programa). Hasta se podía ver entera una serie de media hora en una de las tandas. Demasiado. Y no contemos la publicidad que hay dentro mismo del programa. Necesaria, no lo dudo. Como no dudo que la publicidad fuera del programa mismo también lo sea. Pero no por ello olvidemos algo: el programa en sí. Y la gente quiere ver el programa, más allá de que sepa que debe someterse al paquete publicitario. El problema es cuando este último empieza a comerse al primero y la paciencia del televidente comienza a ponerse a prueba. Ya es algo que ocurre con "Escape Perfecto", uno ya sabe que verá la primera pregunta y enseguida vendrá una tanda kilométrica en la que podrá encarar cualquier otra actividad: desde ver un bloque completo de un noticiero en otro canal hasta ir a la cocina y prepararse la cena (incluso comerla). Y el televidente se cansa, máxime en tiempos como los actuales en los que las posibilidades de huir son muchas. La TV para abonados, aunque tenga tanda, está medida en minutos y rara vez se pasa de ellos. La TV on demand no la tiene y avanza a pasos agigantados. ¿Por qué entonces jugar con la suerte? El espectador está ahí, conquistado por el producto. ¿Qué necesidad de ahuyentarlo? "MasterChef" está luego accesible en la web, se corre el riesgo de que, quienes tengan la posibilidad, adopten la costumbre de verlo vía Internet y ahorrarse así la interminable tanda. ¿Miedo al spoiler del día siguiente? Tampoco es tan grave, por lo menos por el momento a nadie se le arruina el día si sabe quién fue el participante eliminado de la semana. Lo que si se arruina es el humor de tener que estar horas esperando que en la pantalla aparezca lo fundamental: la competencia culinaria que se ha ganado la preferencia de los uruguayos en 2017. La publicidad importa, pero sigue siendo el sostén de lo realmente importante. No pierdan eso de vista, por favor.
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