Esa serie que cuesta admitir como preferida
“This is us”
es de esas series que muchos definen como un “placer culposo”. ¿Por qué? Porque
para ellos confesar que la pasan bien con una historia que apele a los
sentimientos; muchas veces, a las lágrimas; muchas otras, a las situaciones con
algo de moraleja, no está bien visto. Yo creo que todo es válido y “This is us”
es perfecta para lo que se propone: acompañar a una familia durante distintos
momentos de su vida. La diferencia la forma de plantear el relato, contando la historia
en distintos tiempos, por un lado lo que ocurre con la pareja que inicia todo
y, por el otro, lo que pasa cuando sus hijos ya son adultos de treinta y pico.
Lo que se cuenta en un tiempo y otro va tomando un camino de manera de que al
final de cada capítulo todo tiene que ver con todo. Una cosa explica la otra o
lleva a la que vendrá en el siguiente episodio. Cumpliendo esa mecánica se
abordan los más diversos temas: la adopción, la discriminación racial, los problemas
con la comida, los traumas de guerra, las dificultades para establecer
vínculos, la homosexualidad, las adicciones, la depresión… Nada falta, pero
todo está en su justo término, como para que no terminemos queriendo quemar
todo. Porque si hay algo que da esta serie es esperanza. Hasta en las cosas más
pequeñas. ¿Y está mal? ¿Está mal creer que la vida puede reservarnos otra
oportunidad? ¿No podemos creerlo aunque sea viéndolo en una ficción? Ese parece
ser el gran problema, lo que calificaría de “cursi” a una serie que nos invita
a soñar sin sacar el pie de la realidad. No son todos finales felices, pero
tampoco es todo negro. Están los matices, que en definitiva de eso se trata la
vida. “This is us” logra que lo veamos así y cada temporada que pasa se supera
aún más. Van tres y la cuarta ya se ha vuelto absolutamente necesaria.
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