La mejor ficción del año
Entre una "Porque te quiero así" muy parecida a un costumbrismo argentino que ya pasó de moda, un segundo año de "Charly en el aire" que no convence y una ininteligible "Correr el riesgo" (cada capítulo se comprende menos lo que está pasando), la mejor ficción que se ve hoy en la televisión nacional es "ShowMatch: Bailando por un sueño". El programa de Marcelo Tinelli tiene todo lo que una historia debe tener para atrapar al televidente y hasta cumplir con las reglas más clásicas de la ficción. Tiene en Paula Chávez y "Peter" a la parejita romántica, esa que une a la bella e inocente famosa con el desconocido algo vago, y que avanza en forma tan lenta como lo demanda la trama, dando en cuentagotas todo lo que el espectador espera del romance principal (acercamiento, cortejo, primeras salidas, primer beso), además de contar con los necesarios personajes secundarios (los padres y la hermana de ella, los amigotes de él). Hay otra historia de recelos, pasado mal resuelto y hasta violencia doméstica, como la de Matías Alé y Silvina Escudero, con laderos en ambos sectores. Están esos personajes con los que se apela al humor para descomprimir la tensión, que son Belén Francese y la "Mole" Moli. En algún momento tuvo en Amalia Granata a la cizañera. Está -o estaba- el millonario excéntrico, egocéntrico y que se cree omnipotente, ¿hace falta decir que es Ricardo Fort? Aparece la que está un poco loca, como Graciela Alfano. Aníbal Pachano en algún momento aportó el ingrediente del gay discriminado, pero sino está el gay siempre alegre que es Flavio Mendoza. También tenemos a esos personajes comodín, que sirven tanto para poner paños fríos en los conflictos como para avivarlos, papel que en el primer caso cumpliría Reina Reech (la amiga centrada, que da consejos, que busca equilibrios) y en el segundo Moria Casán, más cercana al rol que desempeñaba Granata. Hay tanto escenas subidas de tono como otras cargadas de inocencia. Y la historia se completa con el resto de los participantes, que van asumiendo papeles y situaciones de acuerdo a lo que demanda el guión. Ese guión que cuando la expectativa es grande, no duda en colocarnos una pausa publicitaria o dejar el desenlace para el otro día, para el próximo capítulo. La gran diferencia con una ficción común y corriente es que en este caso, el director, el titiritero principal sin el cual nada funcionaría, en lugar de estar detrás de cámaras aparece en ellas. Marcelo Tinelli mueve los hilos con un olfato envidiable, dejando en claro que todos están allí por y gracias a él, con lo que termina siendo una ficción "de autor" (muy apoyada en lo comercial, sin dudas). Es claro, si una ficción está bien hecha, no hay con qué darle. Y ésta es la mejor ficción de 2010 o, al menos, la más completa.
Desde Dinastía que no se ve algo tan bien libretado. Y qué actores!
ResponderEliminarMala y sobreactuada, libreto cero, la misma cursilada argetina de siempre
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