En defensa del diccionario

Siempre consideré al diccionario como una fuente para consultar el significado de las palabras o cómo se escriben algunas de ellas cuando tengo dudas. Creo que esa es su utilidad, que diccionarios como los de la Real Academia Española (RAE) complementan con, por ejemplo, expresiones populares. No las juzgan, no las avalan, sólo las documentan y permiten conocer algo más de nuestra historia. Porque el lenguaje también sirve para contarla. Refleja realidades, muchas de las que, quizás, en esta época son vistas con otros ojos. Nos ayuda a conocernos más. Por eso me cuesta entender esta iniciativa de la Casa de la Cultura Afrouruguaya de sacar del diccionario la frase  "trabajar como un negro". No tengo dudas de que la misma hace referencia a épocas de esclavitud y racismo, pero está en el diccionario porque es parte de la historia del lenguaje no porque la RAE sea racista. Con ese criterio, el diccionario debería borrar las consideradas "malas palabras", las palabras ofensivas o hirientes, y todas aquellas que molestan a los distintos colectivos que conforman una sociedad. ¿Lograría terminar con los problemas detrás de ellas? Para nada. Es más, no permitiría que las nuevas generaciones tuvieran presente una situación o pasado que más vale no repetir. Por eso me parece más sensato gastar energía y spots publicitarios en evitar expresiones racistas que aún hoy siguen apareciendo en la sociedad. Son ellas las que hay que combatir y no una frase que aparece en una publicación, lamentablemente, cada vez más en desuso. Considero que habría que tratar de ser más cultos y para eso los diccionarios son de mucha ayuda. Censurarlos no va a lograr lo que se busca, al menos no en este caso. 

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