No te creo nada

Es cierto que la publicidad sostiene económicamente a los programas de TV y que sus integrantes deben aceptarla, sea en la tanda como dentro del artístico. Lo que no creo que deban necesariamente aceptar es convertirse en actores para darle vida a un texto que, al menos antes, solo leían sin necesidad de que los televidentes debiéramos "creernos" las situaciones que escenifican. Hay casos en los que les sientan bien, como a Emilia Díaz en "Consentidas" porque es actriz, o a Jorge Piñeyrúa y Claudia Fernández en "Bendita TV", porque son comunicadores con características que se prestan para eso. Pero ni aún así convencen. ¿Por qué? Porque en todos los casos, incluido el de Emilia Díaz, se nota que están leyendo un texto al lado de la cámara que los enfoca. Los ojos se van hacia ese costado, imposible no darse cuenta. Y ya con eso se va buena parte de la credibilidad de lo que están representando. Igual, tanto Díaz como el Piñe o Claudia lo salvan por el lado de su manejo de la actuación. Pero en el caso de Ignacio Alvarez, Patricia Madrid y César Bianchi en "Santo y seña" no hay forma de creerles nada. La escena de los budines es para hacer un zapping rápido. No actúan bien, se nota demasiado que leen (encima en este caso los guiones están sobre la mesa, por lo que bajan los ojos para leer su parte) y el programa que integran no se presta para que nos tomemos en serio lo que están haciendo. ¿Por qué no leer un buen texto y punto? Prefiero eso a que me actúen una escena que, en los papeles, puede lucir excelente. Y, si quieren insistir con ese método, al menos apréndanse la letra o ensayen antes. Los conductores son conductores, los periodistas son periodistas, y la publicidad puede apelar a actores y no inventarlos sobre la marcha. Sino considero que salen perdiendo los dos: los comunicadores y el producto promocionado. Cada uno basa su éxito en que los que estamos de este lado del televisor les creamos, no den motivos para que eso no ocurra.

Comentarios

Entradas populares