Confirmado, plancha completa
En las dos últimas columnas me referí a lo que canales 10 y 12 ofrecían como novedad para la programación de verano o, al menos, de especial en materia nacional... Nada, salvo una aislada excepción -"Lo Sabe, No lo Sabe. En chancletas" (Canal 10)- que tampoco es una novedad cien por ciento. Faltaba ver, en lo que a canales privados de TV abierta respecta, lo que haría Canal 4. Pues bien, se plegó a Canal 10 con la excepción y el lunes que viene estrena "Olas y vientos". Con la salvedad de que no irá en horario central, hay que esperar hasta la medianoche para ver una propuesta que, en los papeles, aparece como fresca, bien veraniega y atractiva si consigue lo que promete. Pero va a la medianoche, o sea, es para trasnochadores. Canal 4, al igual que sus otros dos colegas, se olvida, pasa por alto, subestima -llámele como quiera- a sus televidentes de verano. Si quieren ver TV en esta época del año, marche una seguidilla de enlatados, largos informativos y algunos de los programas del año anterior que no se toman descanso. La televisión de verano, definitivamente, no le importa a los programadores locales. Ni siquiera como piloto de prueba para cosas que podrían seguir -o no- durante el año, ni para darle oportunidades a comunicadores del canal o de afuera de que muestren ideas nuevas o hagan lo que soñaron (capaz que descubren algo que los sorprende), ni para adelantar el comienzo de temporada y probar si es cierto eso de "quien pega primero, pega dos veces". O simplemente se gana la audiencia, que es lo que uno cree que debería importarles. Sea por el placer de que los miren, o sea simplemente porque a mayor audiencia, más avisadores, o sea, más dinero. No importa, los programadores "tienen" que tomarse vacaciones y eso implica casi que bajar la persiana del negocio. En realidad la mantienen un poco entornada, como para que los televidentes no crean que ya no están más y se vayan para no volver. Es como el Parlamento en verano: la mayoría de los legisladores se va de vacaciones, pero queda una especie de "equipo de emergencia" funcionando al mínimo. La diferencia es que en el Parlamento se puede aceptar ese régimen porque la mayoría de sus resoluciones necesitan de una actividad que en el país, en verano, baja considerablemente. Pero la TV, no. Al contrario, de lo que más necesita es del ocio y el tiempo libre que hace que uno la tome como opción para divertirse un rato. Ocio y tiempo libre es lo que más abunda en estos meses de calor, pero paradojicamente lo que falta es una oferta atractiva y pensada para atender esa necesidad. Lo más práctico es la plancha, para qué complicarse, ¿no?
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