Parece que para Canal 10 los años no pasan. Es increíble que para los sábados del verano siempre tenga que recurrir al "Cine de Cantinflas". Es cierto que hay caballitos de batalla para esos períodos del año en que la producción baja o se toma vacaciones (aunque el público no se las tome), pero que siempre sea el mismo y que todos los años se vea lo mismo ya suena más a burla. Porque es evidente que las películas son las mismas de siempre, por obvias razones no va a haber más. Además, es un tipo de cine que está quedando viejo, más allá de que hay que reconocer que bastantes pasajes de las historias de Cantinflas mantienen su vigencia. Sobre todo en lo que a crítica política y social refiere. Pero igual, el espectador de Canal 10 ya las vio una y mil veces, aunque el público se renueve. Es difícil que para el mismo día y casi la misma hora, los espectadores sean distintos de un año a otro. Por lo general, además, se trata de gente de cierta edad que no tiene acceso a otras ofertas y que debe "morir" en la televisión abierta. El "Cine de Cantinflas" resiste que se lo vea más de una vez, ¿pero cuántos años vamos ya de todos los años las mismas películas? Por respeto y consideración a quienes no tienen casi otra cosa que ver cuando encienden el televisor, los canales uruguayos deberían tomarse la molestia de, al menos un año, pensar una programación más cuidada, más original, más sorprendente (lo que no quiere decir loca o fuera de lo convencional). En definitiva, es gracias a esa gente que todavía se sigue haciendo TV abierta tradicional. Y, como sigo diciendo en esta época del año, que los que hacen TV estén de vacaciones no quiere decir que los televidentes también lo estén. Y, si lo están, tienen también derecho a ver una programación elaborada con el mismo cuidado que la que se arma el resto del año. Para tapar huecos, en la vuelta hay material de sobra.
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