No a los periodistas poetas

Entiendo que ir todos los días a la chacra de Mujica a "buscar algo" no es fácil. Menos volver con las manos vacías y decirle al editor "no pasó nada". Pero eso no nos obliga a los televidentes de informativos a ver crónicas llenas de poesía barata, cursilerías al por mayor y desfile de vecinos del lugar o de obreros contando cosas intrascendentes ante cámaras porque algo hay que mostrar. Si no hay noticia, no hay, punto. Los periodistas no son poetas y, cuando quieren serlo, son muy malos. Para muestra bastan dos botones: Damián Herrera y Marcelo Scaglia (discípulos directos de José Carlos Álvarez de Ron). Dos hábiles destructores de las crónicas deportivas si los hay. Con tal de armar una frase tras otra con juegos de palabras o alguna metáfora -a cuál más burda o evidente- no informan nada, es complicadísimo sacar en limpio algo de toda esa cadena de cursilería exasperante. ¿Quién ganó? ¿Quién hizo el gol? ¿Qué pasa de ahora en más? Olvide encontrar esas respuestas si no sabe los sobrenombres de los futbolistas o los otros nombres con los que se conocen a algunos equipos (darseneros, papales, cerveceros, palermitanos, etc.) porque es lo que usan para armar sus informes, información directa jamás. Lo peor de todo pasó la última semana, cuando Scaglia presentó con bombos y platillos un material que le proporcionaba a "Subrayado" la Embajada de Sudáfrica respecto al Mundial. Muy lindas imágenes... pero estaba en inglés. ¿Y la traducción? En lugar de perder tiempo tratando de imitar a Bécquer, ¿por qué no toman un cursito de inglés y nos traducen lo que realmente vale la pena? De eso trata un informativo, ¿no?