No todo es culpa de la piratería
Cada vez me convenzo más de que la piratería no es el único gran enemigo que tiene el cine visto en salas de cine. Hay otro que se está haciendo cada vez más grande y peligroso... la gente. Celulares que suenan, celulares que encienden sus luces en plena función con mensajes, charlas molestas, papelitos de caramelos, pies sobre asientos, mate. Detrás de todo eso está la gente y su cada vez más alarmante mala educación. Por más que aparezcan avisos de advertencia previo a la proyección de la película, la mayoría no apaga su celular ni lo pone en función vibrador. El teléfono suena y ¡lo atiende, habla!... Molesta, señor, señora. Así como molesta que mande y reciba mensajes durante la proyección de la película, más a los que nos gusta sentarnos bien atrás porque la luz que se enciende distrae y molesta. ¿No es posible desconectarse del mundo exterior por unas dos horas? Se podría disculpar con un médico de guardia o con una persona que tiene alguien muy enfermo o hijos chicos. Igual, vale decir que cuando no existían los celulares esa gente iba al cine de todas maneras, no se privaba de él. Y si esa persona no es capaz de desconectarse del mundo por ese par de horas, que respete a los que queremos hacerlo. Coloque su teléfono en vibrador, salga de la sala para atender la llamada y no intercambie mensajes de texto. Hablar durante la película, otro gran tema. Es cierto que muchas historias provocan comentarios o a veces aburren y hacen que den ganas de hablar. Pues bien, no están solos en la sala, otros quieren concentrarse y oír. Y lo peor es que si estos últimos piden silencio, pasan a ser los desubicados y antipáticos. Otros ruidos: los papeles de los caramelos, otros acotarán el pop. Creo que el pop es parte de la cultura cinematográfica y va de la mano con algunos tipos de películas, y por eso lo tolero. Es más, yo también lo consumo. Pero trato de hacer el menor ruido posible, por esa razón es que no entiendo a la gente que hace ruido sin parar con los papeles de los caramelos; ellos también deberían cuidar ese detalle. Así como todos deben cuidar donde apoyan sus pies o evitar las patadas al asiento de adelante. Por último el mate, totalmente inconcebible. Era lo que faltaba para que la cosa se desvirtuara del todo. Están en el cine, no en la rambla. Hay un límite y creo que con el mate se está rebasando. Me gusta el cine y me gusta en pantalla grande, para la cual fue concebido. Pero lamentablemente cada vez más el contexto le juega en contra, fastidia y pone de malhumor. No es la idea. Si bien es una experiencia individual, en una sala se vive de forma colectiva. Así que respetemos al que está al lado y vayamos al cine a ver cine. Para todo los demás hay tiempo y otros espacios.
Yo vi el otro día Actividad Paranormal 3 y la gente se REÍA en el cine! te la llevo que es un mecanismo de defensa útil despues del susto pero.. media pila :)
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