Hay que cambiar más que el horario
Hace unas de semanas hablaba de cómo "Sé lo que viste" se transformaba en la primera víctima de la competencia con "ShowMatch" y cambiaba de horario. Lo que nunca imaginé es que ese cambio podía afectarlo al punto de que no sólo mudó franja horaria sino que se transformó en un rompecabezas de programas argentinos, perdiendo totalmente identidad (si algo tenía) y atractivo (cada uno sabrá si lo tuvo). El buen conductor que considero que es Alvaro Navia es cada vez más una mezcla de Marcelo Tinelli con José María Listorti, repitiendo los tics de éstos, su forma de presentar y de llevar adelante el programa. Volvemos a ver a Marcelo Tinelli cuando hacía muchos años nos presentaba las parodias de "ShowMatch" a programas exitosos diciendo que eran una copia de algo que ellos habían hecho antes. Y ahí están las parodias, con actuaciones que hacen acordar a Pachu y Pablo. Vemos a la Tota de Miguel del Sel apareciendo en el living de Susana Giménez para incomodar al invitado de turno. Aparece la empleada pública de Gasalla en la recepción del canal recibiendo a la estrella invitada. Y, por supuesto, las cámaras ocultas. Que a esta altura nadie se cree las de José María en Argentina, mucho menos las que vemos acá, donde todos estamos bien empapados de la cultura Tinelli. O sino habría que creer que todos los cantantes de música tropical de este país (primeras tres víctimas de las cámaras de "Sé lo que viste") viven en una burbuja o son tontos. Todo eso es "Sé lo que viste", con distintos nombres, distintos personajes y distintas caras, pero la misma estructura que los programas argentinos mencionados. En la TV está todo inventado y copiar no está mal, lo que me parece que está mal es calcar, no incorporar elementos nuevos o elementos locales, y no "aggiornar". Porque si Tinelli volviera a hacer las parodias o las cámaras ocultas hoy en día tal como las vemos en "Sé lo que viste", sabemos (porque ya le pasó) que el rating no lo acompañaría. No porque eso sea malo, sino porque los tiempos cambian, los públicos son otros y los gustos se modifican. Pero mientras Tinelli lo entiende y acompaña el proceso, en Uruguay no tienen mejor idea que repetirlo porque una vez funcionó. Con esa cabeza, por más que cambien de horario mil veces, el público les seguirá siendo esquivo.
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