No se olviden de la audiencia

Ver fútbol uruguayo significa ser esclavo de los periodistas de Tenfield. Después de tantos años, uno se acostumbra, pero aún le siguen rechinando algunas cosas. Por ejemplo, ¿por qué Rodrigo Romano insiste con esa muletilla "cómo explicarlo, cómo contarlo, si igual no me lo van a creer"? ... Rodrigo, es televisión no radio, lo estamos viendo. Y gracias a la "magia" del replay, lo vamos a poder volver a ver y desde varios ángulos. ¿Por qué Juan Carlos Scelza utiliza varios sinónimos si con decir una palabra alcanza? "Distinto" y "diferente" quieren decir lo mismo, si me lo dice uno atrás del otro no me agrega nada. ¿Por qué tengo que enterarme de que los periodistas tienen antojo de café y garrapiñada, y que encima no la quieren pagar sino que quieren que los inviten? Me parece bien que de tanto en tanto se filtre un chiste interno, ahora si es cada rato y no sé de lo que están hablando, díganselo fuera de micrófono. Si van a elegir al mejor jugador del partido, voten lo que piensan y no lo que se les ocurre para llevarle la contra a uno de sus compañeros, así podemos creer que la elección va en serio. Por suerte hay cosas positivas para rescatar, como la producción de información que realizan algunos de los periodistas de campo; algunas frases ingeniosas de Romano y su preocupación por aprender bien la pronunciación de los nombres o apellidos extranjeros, y el buen análisis que hace Scelza desde el punto de vista del reglamento, se aprende bastante escuchándolo. Y agradezco también que Javier Díaz haya descartado el "paupérrimo y calamitoso" en sus relatos. Si había que poner una cereza a la torta de frases anti-comunicación, sin duda que esta última se llevaba todos los votos. Como hay Tenfield para rato, confiemos en que la lista de cosas positivas siga en aumento.

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