Publicidades contraproducentes

Hace unos días escuché una entrevista a Alfredo Casero, en "Segunda pelota" (Océano FM), en la que contó que gracias a la campaña del Ministerio de Turismo, "Un turista, un amigo", decidió vender la casa que tenía en un balneario de Uruguay. Si recuerdan, dicha campaña dudaba en calificar a un argentino como "un amigo", aunque terminaba definiéndolo como "un hermano", pero tras un silencio bastante incómodo. El tema viene a cuento de dos publicidades nacionales en las que esta vez no se ofende a los argentinos, pero sí creo que se ofende a los habitantes del interior de Uruguay. Me refiero a la de motos Winner y la de créditos Cash. La primera, recolecta una serie de testimonios de gente de todos los rincones del país en la que se regodea con el estereotipo del "canario de cantito", "bruto para hablar", "de conceptos infantiles". Mientras que en la segunda, el personaje de Juan habla de ir a Florida y quienes lo escuchan creen que dice Floripa. Entonces él aclara que no, que sus vacaciones serán en Florida o, en su defecto, Flores "donde está toda la movida". Esto último dicho con ironía. Es en estos casos que me pregunto qué les pasa a los publicistas por la cabeza, si no se dan cuenta de que esos a los que ofenden son potenciales clientes o, directamente, sus clientes. ¿Cómo pueden darse el lujo de menospreciarlos o subestimarlos de esa manera? ¿Sólo para resultar graciosos, divertidos o creativos? Entonces me viene a la mente lo sucedido con Casero, un turista que se enojó y ya no vino a veranear a Uruguay, exactamente lo contrario que buscaba la campaña del Ministerio de Turismo. Creo que Winner y Cash van por el mismo camino, porque no se olviden de que marcas de motos y ofertas de crédito hay varias. Así que no sería de extrañar que los uruguayos puedan terminar tomando una decisión tan drástica como la del cómico argentino, perjudicándose aquellos que deberían beneficiarse con la publicidad contratada.

Comentarios

  1. Dos historias reales a modo de colaboración: Una amiga locutora comenzó a grabar avisos para Centroamérica, una sola palabra: espantosos.
    Yo que la conozco bien y sé de su capacidad y privilegiada voz le pregunto ¿por qué?, la respuesta fue obvia, porque a ellos les funciona eso.
    Un amigo, propietario de un medio de comunicación, comenzó a comprar material "enlatado" pero nacional y de muy buena calidad para su radio, el resultado: tuvo que volver a sus locutores criollos, que se comían las eses y tenían tonito, la gente se identificaba más con eso y era si se quiere más importante que el contenido mismo.
    Los avisos de Winner están hechos para la gente del interior, gurises que con la moto hacen facha y ruido (mucho ruido) por todo el pueblo, que no van a comprar Honda o Kawasaky porque no llegan y que van a la puerta del baile y las "minitas le dicen 'mirá que moto'".
    No me queda claro entonces desde dónde se discrimina, si es el aviso o es uno mismo que no forma parte del público objetivo del mismo y tal vez por eso no nos motive tanto. Imagino que la elección del presentador tampoco fue al azar.
    Cosas peores hay, yo no puedo entender cómo las mujeres no han linchado todavía al publicista autor del aviso de Cif que te convierte en la Reina de la Casa a fuerza de fregar mejor que otros el caldero del castillo.

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