¿Un buen negocio?

No me gusta "El Negocio". Ya desde antes de empezar desconfiaba de otra serie más en la que las protagonistas eran prostitutas, pero "buenas". No digo que las prostitutas sean malas, es más, no me opongo a que existan porque considero que es la forma como algunos hombres pueden acceder al sexo, ya sea porque les gusta o porque por equis razones no pueden tenerlo de otra manera. El tema en esta serie de HBO es que las prostitutas protagonistas aparecen como las mujeres "vivas", "inteligentes", "que saben vivir la vida". Mientras que las que no lo son, son esposas o mujeres "tontas", "demandantes", "pesadas" o, sino, "amargadas". Por ejemplo, la "empresa" de Karin -la protagonista- es perseguida por una funcionaria del gobierno que se viste como monja, no sonríe, es fea y siempre está de malhumor. Es la "mala" por perseguir una actividad que no es legal en su país. En cambio, Karin -linda, elegante, bien vestida- es la heroína porque se le ocurrió aplicar las leyes del marketing a la prostitución. Entonces, si un hombre tiene una espera obligada en un aeropuerto o un día a la semana va a jugar al tenis con sus amigos, Karin y sus chicas van a "pescarlos" para que engañen a sus esposas. No son hombres que van a buscar prostitutas, sino que las prostitutas los van a buscar a ellos y son muy "vivas" porque logran que les mientan a sus mujeres (las tontas y pesadas). Luna, socia de Karin, puede engañar a su novio haciéndole creer que es una rica heredera cuando en realidad vive de la prostitución, pero pone el grito en el cielo y cara de víctima cuando ese novio está a punto de caer en una de las trampas que montó la propia empresa que ella integra. El novio finalmente no la engaña, pero ella sigue con lo suyo (y por eso es muy viva). Y Magalí, la más joven y desprejuiciada, se vive riendo de las esposas de los hombres que ella engatusa para permitirle vivir en hoteles de lujo o comer en restaurantes carísimos. El ideal de mujer que promueve la serie deja mucho que desear. Al principio me pareció original y divertido como comedia que se mezclara marketing y prostitución, pero con el correr de los capítulos ya la gracia se fue yendo porque me parece que el mensaje que se está imponiendo es otro. El disparador ya dejó de ser original y se puso al servicio de poner en primer plano un estilo de vida que, si bien cada uno es libre de aceptar o no, no es precisamente lo que me parece que las mujeres quieren para sus vidas. Si "El Negocio" fuera más drama que comedia, creo que ni sus protagonistas estarían tan felices de llevar esas vidas. Por ahora la salva que predomina el humor, no sé hasta cuándo.

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