El nuevo desafío de los informativos locales

El triunfo de Tabaré Vázquez en las últimas elecciones nacionales tiene muchos significados políticos, pero también trae consigo una incógnita informativo-televisiva para los próximos cinco años: ¿cómo van a hacer los noticieros de la TV para llenar todo el espacio que ocupaba (y aún ocupa porque sigue en el cargo) el presidente José Mujica? Porque sabido es que Vázquez no es Mujica, no da miles de entrevistas por día (es más, no da ni una por día), no opina de absolutamente todo, no tiene audición radial y, siempre que puede, le huye a los medios. El polo opuesto de Mujica, que si no tiene algo para decir un día es porque está de viaje (y aún así se las ingenia para decir algo) o durmiendo. Y si eso ocurre, siempre está la salvadora audición radial para poner al aire con foto del Presidente. Pero no solo eso, todo lo que dice o hace Mujica genera interés, es pintoresco de por sí, entretiene. En definitiva, es funcional e ideal para el show televisivo. Basta seguirlo, hacerlo hablar y dividir ese material en distintas partes que se irán distribuyendo en el correr del noticiero. Y con eso se va buena parte del programa, lo demás se condensa en lo que debería ser la extensión ideal de un informativo de TV y no la larga hora y media que duran acá. Pero se vienen cinco años de otro estilo, caracterizado por mínimas presencias en los medios y no tan atractivas como las de su antecesor. Así que habrá que ver cómo resuelven el problema los informativos, ya no será prender la cámara o el micrófono y dejar que el principal actor haga lo suyo. Habrá que remarla. Quizás resuelvan acotar su duración y darle más espacio a la programación nacional en horario central, que sigue brillando por su escasa presencia, por no decir ausencia.

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