Respeten los horarios, por favor

Unas columnas atrás me quejé de lo extenso de algunas tandas televisivas y su efecto disuasivo para sintonizar la TV abierta. El tema va muy de la mano con la forma cómo los canales de TV le toman el pelo a la audiencia en materia de horarios. Estar viendo “Subrayado”, que el reloj marque las 20:45 y la programación del decodificador diga abajo que “Escape perfecto” o “Salven el millón” empieza a las 20:30, es cosa de todos los días. Bueno, al menos de los días en los que se emiten esos programas, que nunca empiezan en hora y, para colmo de males, enseguida de comenzar van a la eterna tanda de la que ya he hablado. Apenas un ejemplo, “Telemundo” tampoco termina en hora, por lo tanto, todo lo que viene después no inicia a la hora que le informaron al público. El que se salva es “Telenoche”, bastante puntual a la hora de terminar… pero tramposo a la de comenzar, arrancando unos minutos antes de las 19 horas para “robarle” audiencia a “Subrayado”. Eso también está mal, aunque se trate de un informativo y no sea necesario verlo desde el minuto uno (máxime si cada veinte minutos repiten los mismos titulares y noticias, pero eso ya es otro tema). La cosa es que el efecto dominó determina que se haga imposible permanecer despierto para algunos de los últimos programas de la jornada, salvo que se sea noctámbulo o no haya que madrugar al otro día. Y eso da bronca si uno se entusiasma con el hecho de que se va a estrenar una novela o un programa en un horario que lo va a poder ver, y luego se da cuenta de que fue solo un engaño. A esa hora está el programa anterior y distando mucho de llegar a su fin. Los canales no están cumpliendo entonces con el televidente y eso, a la larga, se paga. Más hoy en día, que muchas de las cosas que no empiezan en hora pueden verse luego en Internet o por otras vías. Quizás a los canales eso no les importe, pero deja de lado a un público que todavía no tiene acceso a esas otras vías, y todavía apuesta a que la TV común y corriente le ofrezca algo decente y en hora para pasar el rato. Es público como cualquier otro, merece el mismo respeto que todos… o todos merecemos que se nos respete y, en materia de horarios, pocos o ninguno lo hace.

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