Fórmula repetida que funciona muy bien

En Argentina, acaba de empezar "Los ricos no piden permiso", una telenovela de Pol-ka que seguramente aterrice en Teledoce. Es un típico culebrón en el que están presentes todos los clishés: ricos enamorándose de "pobres", patrones vinculándose con el personal doméstico o con peones, hijos que no son hijos y otros de los que se ignora su existencia, potenciales relaciones incestuosas, ricas malísimas y pobres buenísimas, y el necesario asesinato para aportar el siempre seductor tema policial. Todo transcurre en una estancia, un lugar paradisíaco, con una casa soñada y varias hectáreas de verde campo por la que corren caballos que dan ganas de montar. Si bien las historias se han visto una y otra vez en la televisión, funciona. Y lo hace porque a la gente le gusta ver una y otra vez el mismo cuento si está bien contado y porque, como bien dijo Mirtha Legrand, el público se renueva. Igual es raro que el público objetivo al que apunta esta producción no haya visto estos cuentitos alguna vez. Pero no importa cuando la cosa está bien hecha y acá no hay duda de que lo está. Empezando por una realización impecable, con imágenes soñadas y detalles cuidados (vestuario, locaciones). Pero quizás lo más atractivo y que la hace funcionar es el enorme elenco reunido. Algunos son típicos actores de la telenovela más tradicional, como Raúl Taibo o Juan Darthés; otros son los galanes fetiches de Pol-ka, como Luciano Castro o Gonzalo Heredia; o las actrices fetiche de la productora de Adrián Suar, como Agustina Cherri o Malena Solda, o la presencia siempre convocante de Araceli González, que a pesar de su edad, acá aparece como "la chica" de la telenovela. No es que pretenda ser más joven de lo que es, pero está claro que es la protagonista femenina principal de la historia relegando a un segundo plano a actrices más jóvenes. Están también los actores con mayúscula, como Norma Aleandro, Leonor Manso y Leonor Benedetto, otros que van por ese camino, como Luciano Cáceres, y presencias frescas y también talentosas, como las de Sabrina Garciarena o incluso Alberto Ajaka. Rodolfo Antúnez y Gustavo Luppi son los directores de la telenovela que le debe el título a Mirtha Legrand, gracias a un comentario que le hizo a Suar, aclarándole que los ricos no piden permiso como muchas veces sí lo hacen en sus ficciones. En la nueva telenovela no lo hacen, sino que se comportan como el típico rico de culebrón y eso no cansa ni hace que el público se aburra. Prueba de que el mismo cuentito puede repetirse eternamente si está bien concebido y bien planteado. La cosa es no dormirse en lo que funciona, sino potenciarlo, reinventarlo y hacerlo con calidad. Es algo que la TV argentina ha aprendido muy bien y por eso sigue conquistando públicos más allá de que a primera vista todo suene a "ya visto". "Los ricos no piden permiso" provoca volver a verlo.

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