¿En serio "La familia Ingalls"?
Cuando me enteré de que Teledoce iba a emitir "La familia Ingalls", pensé que había entendido mal o que, quizás, se trataba de una versión actual de una serie que ya de por sí cuenta una historia que transcurre en otra época. Pero no, se trata de la serie de 1974. Entonces pensé: "será para una tarde de fin de semana". Otro error, se exhibe en el no despreciable horario de lunes a viernes, a las 18 horas.Sin palabras. O sí, porque da para decir muchas cosas. ¿No ha pasado nada bueno más actual del 74 a la fecha para tener que recurrir a una serie que, aunque muy buena en su momento, hoy está pasada de época? Y no digo porque cuente una historia del pasado, porque con ese criterio no deberíamos ver "Downton Abbey" y es de lo mejor que se ha hecho en los últimos años en televisión. Sino porque la forma en que está contada, su estética y su lenguaje ya no son atractivos en los tiempos que corren. Pero igual creo que ese no es el principal problema de esta decisión del canal local, el principal problema es que no solo parece que sus programadores no encuentran nada más acorde al siglo XXI para emitir, sino que no hay nada de producción nacional que supere a una ficción de más de cuarenta años si de horario casi central hablamos. No digo que "La familia Ingalls" no pueda ser una buena propuesta de un sábado o domingo de tarde, lo puedo aceptar incluso como gran idea para esa franja. Digo que en Teledoce no parece interesarles producir nada para tan tentador horario, ni siquiera un no tan caro "programa de sillón", como algunos de los que importan de Argentina. Que haya que recurrir a "La familia Ingalls" para cinco horas semanales de televisión es la clara muestra de que acá no hay interés alguno por hacer televisión nacional, solo se trata de llenar espacios con productos que permitan vender buena publicidad y así financiar un noticiero kilométrico en extensión horaria y unas pocas propuestas de horario lateral, muchas de ellas co-producciones. Una señal más de que, aunque haya buenas ideas flotando en algún lugar de la atmósfera uruguaya (y debe haber muchas), no habrá casi chance de que aterricen a la pantalla chica. Quizás haya buenos motivos que lo justifiquen, pero ya con que existan esos motivos indica que hacer TV en Uruguay es una misión casi imposible.
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