¡Qué buena que es "Big Little Lies"! Bien escrita, muy bien actuada, bien dirigida... Basada en el la novela homónima de Liane Moriarty, también productora de la serie de HBO, mezcla con enorme acierto drama con thriller. Un asesinato cuya víctima y culpable recién se conocerán en el último capítulo (y no se adivinan... por lo menos no fue mi caso) es el hilo conductor que mantiene el interés de los que aman las tramas policiales. Pero en realidad lo que más pesa es la vida que llevan adelante una serie de mujeres adineradas de la ciudad de Monterrey, la mayoría amas de casa y con hijos chicos de quienes ocuparse. Madeline es controladora, y navega entre la familia del pasado (un ex esposo y una hija adolescente con la que tiene algunos conflictos) y la actual (un marido aburrido y una hija chica demasiado inteligente). Celeste tiene una relación enferma con su golpeador marido, al que no logra dejar. Jane es una madre soltera muy preocupada por un pequeño hijo que podría estar desarrollando un carácter agresivo, herencia de un padre violento con el que Jane solo tuvo una relación de una noche. Renata es una exitosa ejecutiva preocupada por el bullying que está padeciendo su hijita. Y Bonnie es la nueva y hippie esposa del ex de Madeline, madre de una niña chica. Los personajes femeninos son la clave de la historia, su motor y principal atractivo. Los masculinos están en un segundo plano, pero no por eso son menos importantes. Y todos, sin excepción, son oscuros, retorcidos, acomplejados por algo. Nicole Kidman y Reese Whiterspoon están soberbias en sus personajes, la primera como la víctima de violencia doméstica, en un papel que confirma absolutamente lo buena actriz que es. Lo mismo Whiterspoon, la controladora Madeline, una actriz versatil y siempre muy creíble. No se queda atrás Shailene Woodley, la tercera gran protagonista en el rol de la insegura Jane. Jean-Marc Vallée, el director, se luce conduciendo una historia que tiene mucho mensaje y situaciones explícitas, pero también mucho implícito. Cada uno de los siete capítulos son una joyita en sí mismo. Historia de seres imperfectos tratando de alcanzar su propia felicidad, a veces a cualquier precio o recurriendo a todas las caretas y artilugios que hagan falta. Por si fuera poco, la fotografía es impecable, y la música un deleite, un placer, un apunte que define a cada personaje también. Es de lo mejor que he visto este año y, si bien me dejó con ganas de ver más, no sé si quiero que haya más temporadas. Me da miedo que una segunda entrega arruine lo que fue un producto redondo. Y eso que la historia deja una incógnita en el final, una puerta para seguir viendo "Big Litte Lies" si alguien se anima a mantener el nivel de esta magnífica serie. La recomiendo con toda la fuerza.
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