El otro día estuvo como invitado en "MasterChef", Nilson, el ganador de la primera temporada del reality gastronómico. Parecía que hubieran pasado muchos meses. Por lo menos en Montevideo, la fama bien ganada por haberse transformado en el primer MasterChef de Uruguay, se ha ido apagando. Primero, porque es sabido que la fama es efímera y que, como bien dijo Andy Warhol, son apenas quince minutos, que hay que saber aprovechar. Segundo, porque al estar en marcha una nueva temporada, los nuevos aspirantes a estrellas hacen que se olviden fácilmente a los primeros. Hay que hacer hasta un esfuerzo para nombrar a los cuatro semifinalistas. Nilson igual sigue teniendo convocatoria, además de que ser el ganador de la primera edición siempre le dará ese plus para que lo recuerden. No creo que ocurra lo mismo con los ganadores que lo sigan. Es lo mismo que pasó con "Gran Hermano", al fin y al cabo son todos realities, más allá de que quienes participen hagan algo bueno para el mundo o no. Con esto quiero decir que nadie puede creerse la fama que da la televisión, lo que hay que hacer es aprovecharla mientras esté presente. No dormirse en los laureles, como bien dicen. En unas pocas semanas terminará la segunda temporada de "MasterChef" y ya se anuncia una tercera para 2018. Para ese entonces quién sabe qué será de la vida de Nilson y si aún estará en nuestras memorias su paso por esta competencia. Le pasa a seres anónimos como los participantes de realities, pero le pasa también a los "famosos". Eso de que es más difícil permanecer que llegar, una verdad que se aplica a todos los órdenes de la vida.
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