Importó más el mensajero que el mensaje

El martes no pude ver la cadena presidencial porque estaba en la avant premiére de "Operación Red Sparrow". Pensé que me iba a enterar de lo comunicado por el presidente Tabaré Vázquez en lo inmediato por lo que leyera en las redes sociales, pero contrario a eso me encontré que esa noche y en los días siguientes de lo que más se hablaba era de la presencia de Fernando Vilar en la cadena. Para saber el contenido había que buscar más. Me pareció tonta la discusión de emparentar a Vilar con lo que estaba diciendo, cuando era evidente que estaba leyendo un texto ajeno. Él mismo lo diría en los días siguientes. Después, decir si está bien o está mal que lo haya hecho, ya tiene más que ver con su carrera. En mi opinión, creo que se pudo haber cavado una fosa... o no, todo depende de quién gane las próximas elecciones. El problema mayor en esta cadena no me parece que sea Fernando Vilar, sino una forma obsoleta y poco efectiva de comunicar en el siglo XXI como son las cadenas de radio y televisión. Aunque las mezclen con imágenes y testimonios, ya no logran el efecto que tenían en otras épocas. La gente ya no se sienta a ver productos de este tipo. Ni siquiera los informativos. Sabe que con mirar el arranque, el resumen del medio o el resumen final, sabrá todo lo que necesita. Y, si quiere ampliar, tiene claro a qué hora va el deporte; para el estado del tiempo sintoniza el principio o el final, y si necesita saber los estrenos de cine, sabe que debe mirar el final de un noticiero de viernes. La cadena de televisión es una perla más del collar de una mala comunicación del gobierno. Aunque si uno lo piensa bien, quizás no sea tan mala, porque en las últimas horas se ha hablado más del mensajero que del mensaje. Y sabemos que el mensaje en esta oportunidad era algo complicado de digerir. Tal vez entonces me equivoque y la estrategia de comunicación del gobierno sí logró lo que se propuso.

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