Pros y contras de "Soñando..."
Cuando vi la primera gala de "Soñando por bailar" me llamó mucho la atención la actitud de Viviana Canosa. La conductora estaba muy pasada de revoluciones, gritaba, pisaba a su compañero Mariano Iúdica, no dejaba hablar a los participantes... en fin, agotaba al que la estuviera viendo. En mi caso, no llegué hasta el final, pero sé que mantuvo el tono. Días después, en la primera gala de eliminación, la cosa se corrigió y ahí entendí por qué Marcelo Tinelli la eligió para conducir el reality show. Canosa demostró oficio, manejo de los tiempos, inteligencia para dosificar información y "escándalos", y habilidad para hacer que un programa de dos horas que se apoyaba casi exclsuivamente en una cosa (que los participantes se sentenciaran entre sí diciéndose las razones a la cara), no decayera ni aburriera nunca. Canosa tomó la senda adecuada, más allá de las malas ondas y comentarios malintencionados de algún ex colega de "Intrusos" (¿acaso no es mala intención preguntarse por qué no conduce los debates cuando en "Gran Hermano" Jorge Rial tampoco lo hace?). Si bien es cierto que ni Canosa ni José María Listori y Denise Dumas inventan nada en galas y debates, respectivamente, son conductores que muestran tener claro lo que hacen, y eso destaca también un buen trabajo de producción y dirección del reality. Otro punto a favor del programa de El Trece, más concretamente en comparación con su competidor "Gran Hermano", es que los participantes tienen algo para hacer durante el día, no se la pasan tomado sol en una piscina esperando que alguien les indique lo que deben hacer para no permanecer ociosos. Así como también creo que el proceso de nominaciones de "Gran Hermano" tiene un desenlace más justo con los participantes. Es cierto que en "Soñando..." los participantes se dicen las cosas a la cara, no hay confesionario, pero eso hace que los más polémicos de la noche concentren la atención del público y, a la hora del voto telefónico, terminen siendo los más votados mientras que los de perfil bajo y menos controversiales, no reciben apoyo y son los que terminan yéndose cuando la sentencia reclamaría otra cosa. Quizás sea un aspecto a rever, como sin duda lo fue el primer programa de Canosa. Y sabemos bien que cuando Tinelli tiene que dar un golpe de timón, lo da sin importar costos. Así que si las cosas siguen como están hasta ahora, es porque van bien, y ante las evidencias no queda más que rendirse.
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