En defensa de "Estadio Uno"
El viernes empezó a correr el rumor de que "Estadio Uno", programa con 42 años en el aire, ya no formaría parte de la programación de Canal 5 o TNU en 2013. De inmediato explotaron las redes sociales, mucha gente se pronunció en contra de esa decisión, entre la que me incluyo. Más adelante se conocieron algunas explicaciones de Virginia Martínez, directora de TNU, anunciando cambios para el canal el año entrante dado que está cumpliendo 50 años de existencia. Esos cambios incluyen renovar la programación y eso podría llevar a que "Estadio Uno" no siguiera, pero tampoco es una certeza. Se lo evaluará como al resto de los programas de esta pantalla. Lo interesante de esta noticia fueron las reacciones del público y de algunos involucrados. Muchos definieron al programa de Sánchez Padilla como parte de nuestra idiosincrasia, como programa de culto o como emblema del canal oficial. Quizás sea cierto, pero cuando me detuve a pensar un poco más, me di cuenta de que muchos de los que estábamos escribiendo a favor del programa no lo miramos casi nunca. No somos parte de los ocho aunque digamos que sí como muestra de apoyo. Entonces, ¿es válido que pidamos por un programa que no se nos ocurre sintonizar o por el que sólo pasamos haciendo zapping? No sé. En una primera respuesta diría que no y que si todos los que saltamos en su defensa, realmente fuéramos sus televidentes, "Estadio Uno" no debería correr ningún peligro. Pero pensándolo un poco más, me di cuenta también de que aún poco aggiornado, repetitivo o falto de un interés que se renueve cada semana, "Estadio Uno" tiene que estar ahí. Lo vean ocho, ochenta u ochenta mil. No tiene explicación lógica, es simplemente eso que nos hace quienes somos aunque no lo estemos exhibiendo continuamente. Y también porque, de vez en cuando, darse una vuelta por los argumentos, discusiones y conceptos de sus panelistas es refrescante, divertido y muchas veces interesante porque también dicen cosas muy atendibles y compartibles. Mención aparte merece el argumento de Enrique Yanuzzi, alegando que su militancia en el Frente Amplio desde 1971 debería ser tomada en cuenta para que el programa no se levante. Un disparate que sin querer reafirma por qué un programa así no puede salir del aire. Tiene folclore por dónde se lo mire.
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