Los volúmenes en la TV
Pensé que Sara Perrone era la única que no se daba -o no quería darse- cuenta de que su voz era bastante molesta para los televidentes. Sé que ella se enojó más de una vez por ese comentario, pero siempre eligió reírse de eso en lugar de corregirlo. Y hay cómo. Cuando pensaba eso de Perrone, también me venía a la mente Claudia Fernández. Claro, con Fernández el tema era que la escuchaba una vez por semana y compartiendo protagonismo con el "Piñe". No se notaba tanto que la conductora grita, cosa que ahora no pasa desapercibida en "Más cerca", por tratarse de un programa diario. Para colmo de males, se unió con otra "gritona", como es Carla Lorenzo (que ya gritaba en "Todo el mundo tiene"). Me gustaría que tuvieran en cuenta que tienen un micrófono, que no deben gritar, que las escuchamos si bajan el volumen unos decibeles. Y si se trata de su forma de ser, que la corrijan, porque es molesto. Quizás sea muy bueno lo que hacen, pero esa característica vocal les juega en contra. Y, como dije con Perrone, lo bueno es que hay profesionales que ayudan a educar la voz, a corregir esos errores... unas sesiones con alguno de ellos no les vendría mal. En la vereda contraria están los noteros de los noticieros, a los que se les exige salir con un móvil en vivo desde el lugar de los hechos y ellos, por no molestar, hablan en voz baja, casi en un susurro. ¡No se les escucha! Así su intervención es lo mismo que la nada. ¿Por qué no salen del lugar para hablar y dejan que el camarógrafo tome imágenes? A veces, hasta lo que se está diciendo en ese sitio se escucha más que la salida del notero para el informativo. Entonces el móvil carece de sentido, aunque estén en donde se está generando la noticia, porque el televidente no capta ni lo que dice el notero, ni lo que ocurre en el lugar. En definitiva, ni muy alto ni muy bajo. Tienen micrófono, señores, aparatitos que permiten que nos lleguen sus voces pero a un volumen normal. Si gritan, aturden, y si susurran, no se les oye. Tan sencillo como eso y, por esa razón, tan fácil de corregir. Nuestros oídos agradecidos.
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