Entretenimiento bien adaptado
En un año poco creativo para la televisión uruguaya, lo que Canal 10 viene logrando con "Salven el millón" es de lo más destacable hoy en la pantalla chica. Un formato importado que en esta temporada se hizo independiente (recordemos que empezó siendo una sección de "Yo y tres más") y que sumó pequeños detalles que, sin ser descollantes, contribuyen al éxito de la propuesta. Por ejemplo, la relación entre Jorge Piñeyrúa y los participantes. Lo que en su primera temporada no pasaba de brindar información básica de los concursantes, este año se convirtió en más diálogo con el conductor, que se "mete" más en sus vidas haciéndolos revelar detalles de cómo se conocieron, cómo se declararon (si se trata de una pareja), en qué consiste su trabajo, cómo se compone su familia. Jorge Piñeyrúa es ideal para lograr esa complicidad, además se nota que es auténtico cuando se alegra de una respuesta bien dada o cuando se entristece si los participantes deben dejar el juego antes de la pregunta final. Otro acierto es el horario del programa, un momento de la noche en que quizás la familia esté reunida en torno a la mesa o preparándose para cenar, y qué mejor que una propuesta que no exige atención exclusiva durante hora y media, sino que permite seguirla mientras se hacen o se preparan otras cosas. Claro que también está esa contra que hace que espectadores muchas veces huyan a mitad de camino, como las tandas demasiados extensas. Se entiende que el éxito lleve a un aumento del apoyo publicitario, pero abusar de la tanda en la era del zapping es un riesgo. Hay gente que ha visto bloques enteros de series del cable en plena tanda de "Salven el millón" y siempre se corre el peligro del "no regreso". Además, si se es seguidor del programa uno ya sabe que después de la primera pregunta viene una tanda, y que si se está cerca del final del programa y la pareja de participantes se mantiene ya avanzado el juego, seguramente llegará hasta el final. Igual el asunto no pierde emoción porque se ignora la cantidad de dinero que se llevará o perderá en la pregunta final. También vale destacar lo mucho que se puede aprender con las preguntas ya que son bien variadas y de todo tipo y color. Desde lo estrictamente académico hasta lo más popular o banal. Eso hace que todos los televidentes tenga la oportunidad de participar, de algo van a saber. Pero como siempre hay un "pero", lo que el programa debe corregir es la lectura que el Piñe hace tanto de las preguntas como de las opciones, sobre todo cuando de pronunciación de otros idiomas se trata. El conductor puede corregir este problema sin conocer las respuestas -si eso es lo que quiere-, basta que lea antes las preguntas complicadas o que alguien rápidamente lo corrija por la "cucaracha" que tiene en su oído. Corregirse en el momento es mejor que seguir diciendo mal una palabra o un nombre. Aprendemos todos además. Visto en su conjunto "Salven el millón" cumple ampliamente con las expectativas y eso se comprueba con la confirmación de una nueva temporada en 2014. Bienvenida sea y que llegue con más de esos aportes uruguayos que hoy la enriquecen y con menos de esas contras que hoy dan lugar a ciertas críticas.
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