El "años después" es mala señal

Cuando en una serie o película que está por terminar aparece de repente la leyenda "tantos meses o años después" tiemblo. Lo primero que se me viene a la mente es que el autor no supo cómo terminar la historia y apela a este recurso para solucionar, con el paso del tiempo, los enredos o conflictos planteados. Y el producto, la mayoría de las veces, termina por arruinarse. Hay dos ejemplos recientes que creo que me dan la razón y, uno de ellos especialmente, me han enojado bastante. El primero fue "El amor en tiempos de selfies", película argentina con Martín Bossi. Las tres primeras partes lo transforman en un film correcto, bueno, llevadero. Un actor y profesor de stand up bohemio y bastante ajeno a las nuevas tecnologías se enamora de una joven ejecutiva cuya vida está muy sujeta a las redes sociales. La atracción de los opuestos se da y la historia se va construyendo en base mucho a los diálogos de los protagonistas. Pero de repente, cuando nos acercamos al final, la película salta en el tiempo y la resolución apela a que todo quede contado en imágenes y música de fondo; los diálogos ausentes. ¿El director o guionista no supo cómo terminar la película? No sé, lo que está claro es que la forma del final arruinó todo el producto. Sin opinar sobre lo que ocurre concretamente con la pareja, eso es aparte, el tema es la forma de presentarlo. El otro ejemplo es "Guapas", serie argentina de televisión que he seguido vía web en forma entusiasta desde que comenzó. En la vecina orilla está por terminar, ¿adivinen entonces lo que ocurrió? La acción saltó un año y medio adelante en el tiempo, ubicando a los personajes en algunas situaciones bastante tiradas de los pelos. Veníamos viendo una forma de contar y de actuar de los personajes que de repente se fueron al diablo. Me dio bronca y todavía no lo digiero ni lo entiendo. El final de la tira será quien dé el veredicto final sobre si el recurso fue o no acertado, por el momento me molesta mucho y, por los comentarios vistos, no soy la única. La explicación es tan sencilla como que lo que queda más fresco es la última impresión, la última imagen, y tendemos a juzgar por eso, sin importar todo lo bueno que ocurrió hasta allí. Suena injusto, pero es la realidad y, ateniéndose a ella, es que los responsables de contar historias deberían tener mucho cuidado al emplear el recurso del viaje en el tiempo. Creo que enoja más de lo que resuelve. E, insisto, da la sensación de que los responsables no supieron cerrar el producto de acuerdo a su lógica y su naturaleza.

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