Cuando las series se recuperan
"Homeland" sorprendió mucho el año de su estreno. Creó una legión de fans, cosechó elogios de la crítica, fue reconocida con varios premios. La intriga de saber si ese soldado rescatado en Medio Oriente seguía siendo leal a los Estados Unidos o se había transformado en un agente del enemigo, mantuvo en vilo a la audiencia, condimentado además con una tenaz agente de la CIA con la que hasta hubo un enganche romántico, pero no fue lo fundamental. La serie tocó el cielo tan pronto que las siguientes temporadas empezaron a tener gusto a poco para muchos, que pedían demasiado. La sorpresa del primer año siempre es imposible de repetir con la misma efectividad, muchos no entendieron eso y condenaron la historia sus dos siguientes temporadas. Quizás sea cierto que haya existido un bajón, pero no era tan exagerado como muchos lo quisieron hacer ver. Pero como éste es un negocio en el que hay que seguir conquistando públicos -aunque estén equivocados en sus exigencias-, en esta cuarta temporada "Homeland" volvió con todo y cada capítulo es un deleite. Deja con ganas de más y tiene esas vueltas de tuerca imprevisibles, inteligentes, bien calibradas. No sé cómo termina porque la sigo por el cable, semana a semana. Lo que he visto hasta ahora me tiene ampliamente satisfecha, si bien yo no estuve en el grupo que condenó la segunda y la tercera temporada. Claire Danes es gran responsable del nivel de esta ficción, pero es la punta de la pirámide, hay muchos otros buenos actores detrás, como Mandy Patinkin o Rupert Friend, por solo nombrar algunos. Por supuesto que guión, dirección y realización también son impecables. Una cuarta temporada que reivindicó a una serie que no precisaba ser reivindicada... pero como hay muchos exigentes que se lo reclamaron, se mandó un cuarto año como para dejar contentos a todos.
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