Leo lo merecía desde hacía tiempo

Luego de cinco intentos, finalmente Leonardo DiCaprio se llevó el Oscar. Si no lo hacía, era porque la Academia tenía algún problema con él ya que venía arrasando con todos los premios previos por su gran labor en "El renacido". Y además porque ya hacía tiempo que le debían ese premio. Hubo años en que se podía decir que lo superó alguien que lo merecía tanto como él; más que él, habría que pensarlo. Y hubo otros en los que sencillamente se lo ignoró o se lo nominó por el trabajo equivocado. Como el año en el que fue candidato por "Diamante de sangre", cuando su mejor actuación estaba en "Solo un sueño", muy buena película de Sam Mendes en la que compartió protagónico con su gran amiga Kate Winslet. También pasó que su labor era en una comedia, como en "El Lobo de Wall Street", y sabido es que para los galardones las comedias tienen menor valor que el drama. La cosa es que finalmente se hizo justicia con un actor que, como ocurre muchísimas más veces con las mujeres, debe en muchos casos justificar que es un buen intérprete más allá de su belleza física. Le pasa a Brad Pitt también, que cada vez que puede se afea para un rol -recientemente ocurrió en "La gran apuesta"- para que vean que su talento está por encima de su atractivo físico. A Brad también le deben un Oscar, y algún día lo va a ganar. Como ya ocurrió con George Clooney. Pero volviendo a DiCaprio, hace rato que dejó de ser simplemente el niño lindo de "¿Quién le teme a Gilbert Grape?

" para ser un enorme actor que asume brillantemente todo lo que le colocan en el camino: "Los infiltrados", "Solo un sueño", "La isla siniestra", "El aviador", "El Lobo de Wall Street" y, obviamente, la reciente "El renacido", son apenas unos ejemplos de una gran carrera que aún tiene mucho más para ofrecer. Lo importante es que ya se sacó la espina del Oscar que, aunque no lo admitiera, era una espina molesta que siempre daba que hablar. Ahora es el oscarizado Leonardo DiCaprio, título que no necesitaba para seguir conquistando a público y crítica, pero que se recibe como un acto de justicia que hacía años se estaba esperando.