Los Platinos hacen camino al andar
Y los Premios Platino pasaron por Uruguay. Punta del Este fue escenario de la tercera entrega de los galardones que los latinos crearon para premiar a su cine intentando despegarse un poco del Oscar. Aunque está claro que los Premios de la Academia, así como otros como el Globo de Oro, los BAFTA o los Goya, son su gran inspiración. Las ceremonias se parecen mucho y, aunque a los creadores del Platino no les guste la definición, se los presenta como "el Oscar latino". Y no está mal, aunque muchos no lo admitan abiertamente, sigue siendo más soñado hoy ganar un Oscar que un Platino, ya llegará -o no- el tiempo en que se pueda decir otra cosa. Por el momento se "copia" y se lo hace bien, sirve para aprender. Igual se cometen algunos errores, propios de la falta de experiencia. Como el que se demore tanto en entregar el primer premio. Demasiado tiempo de sketch, monólogos o diálogos de presentadores, y encima show antes de conocer la esencia de la convocatoria: la entrega de premios. Porque quienes dicen que se aburren cuando ven estos eventos son aquellos que no entienden la premisa: entregar reconocimientos, de eso se trata. Lo demás es condimento, llámese shows musicales, actuaciones de los maestros de ceremonias u homenajes. Lo que la gente quiere es ver quién se gana cada estatuilla y eso, podrá ser aburrido para algunos, pero es de lo que trata una entrega de premios. En los Platino falta que la esencia se manifieste ni bien comienza la ceremonia, como sí ocurre con otras premiaciones. Yendo a los maestros de ceremonia, vienen cumpliendo su labor con muy buena nota. El español Santiago Segura y el mexicano Adal Ramones ya tenían la experiencia de entregas anteriores y la confirmaron, mientras que Natalia Oreiro hizo todo lo que se le pidió pero un punto por encima de lo necesario. O sea, estaba pasada para el nivel ideal, al extremo de sonar algo guaranga en varios pasajes. Más medida, hubiera sido la conductora perfecta. En lo que respecta a la premiación, estuvo muy bien que hubiera una pequeña introducción sobre cada presentador, ya que muchos son profetas en su tierra (o en otras), pero no conocidos en todos los países participantes. Pero entonces faltó que se hiciera lo mismo con las películas candidatas, cosa que sí se hace en los Oscar o Globo de Oro, ya que no todas se proyectaron en toda Iberoamérica. En cuanto a los premiados, tengo una opinión muy personal. Los Platino quieren tener el mismo despliegue y glamour que las grandes premiaciones y al mismo tiempo reconocer productos que apuntan a lo opuesto (el perfil bajo, el "arte" solo entendido de una manera, el cine a pulmón). Es decir, festejan como en Hollywood pero premian como un Festival elitista o culturoso. "El abrazo de la serpiente", el film más galardonado, se exhibió en Uruguay y convocó muy poco público. Y es lógico, no es cine masivo ni popular. Más se ajustan a esto último películas como "El clan" o "Truman", que serían las lógicas ganadoras en un Platino tipo Oscar. Todavía los Platino son un híbrido y eso se nota: premios por un lado, show por otro, pero todo junto una misma noche. Vale destacar una vez más que Uruguay cumplió con creces como país anfitrión, no desentonó con lo hecho en Panamá y Marbella. La nota vino por el lado del problema legal entre Andebu y Egeda (Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales, organizadora del Platino), que hizo que muchos medios de comunicación nacionales ignoraran el acontecimiento cinematográfico más importante ocurrido en Uruguay en mucho tiempo, en el siglo XXI seguro. Una tontería. Lo concreto y que quedará en los archivos, es que los Premios Platino pasaron por Uruguay y no lo hicieron en forma desapercibida, dejaron una muy buena huella.
Comentarios
Publicar un comentario