
El problema de las series que son muy buenas en su primera temporada es que se les exige seguir haciendo temporadas. Y quizás son muy buenas porque duran lo que se imaginó en un principio, diez o trece capítulos y no más. Pero rinden tan bien que público, productores, anunciantes... les piden más y hay que inventar algo que en un inicio no estaba previsto. Quizás sumar personajes, resucitar gente, crear historias paralelas que no estaban en el plan original. Y la cosa puede desvirtuarse y terminar arruinando una historia redonda en su origen. Pasa y pasa mucho. El primer impacto es difícil de repetir y eso de "segundas partes nunca fueron buenas" se suele confirmar. No es culpa de la serie. Otra frase hecha que se comprueba es que "lo difícil no es llegar, sino mantenerse". Me pasó todo eso con una serie muy buena de Netflix, "Bloodline", que para mí resistía dos temporadas, no más. Podía haberse resuelto en una, pero dejaba margen para una segunda, lo acepto. La tercera y última estuvo de más, pero no llegó al grado de arruinar el producto. Incluso hay un capítulo, el penúltimo, en el que temí lo peor. Creí que desbarrancaba en serio y ya me estaba enojando mucho. Yo lo eliminaría, aunque al final se entiende el mensaje que quiso transmitir. Pero no iba en la línea de la narrativa de la serie, que es lenta, detallista, se toma su tiempo para contar la historia de un clan familiar muy unido que en los cayos de Florida es dueño de una famosa posada. Un secreto familiar con tintes policiales los condena a no poder disfrutar de la vida como quieren, secreto que el público va descubriendo de a poco. Hay muy buenas actuaciones (Kyle Chandler, Ben Mendelsohn, Sissy Space) y un timming dramático muy bien construido. Todo lo cual rinde y mucho en dos temporadas, la tercera no molesta pero por momentos se nota que es un estiramiento innecesario. Igual la recomiendo con fuerza porque es de esas historias que se saborean de a poco y no defraudan ni aún en su final, que era complicado de definir pero que "Bloodline" resuelve a la altura de su muy atrapante desarrollo.
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