Maestros de maestros

Maestro, Julio Chávez. Maestra, Inés Estévez. Maestro, Daniel Barone. Protagonistas y director de la serie de doce capítulos escrita por Romina Paula y Gonzalo Demaría para Pol-Ka y TNT (jueves, 22 horas). La historia de un ex bailarín de ballet (Chávez), hoy convertido en docente, que prepara a una joven bailarina (Carla Quevedo) para una beca es la joya de Adrián Suar de este año. Impecablemente filmada y dirigida (Barone es ya un genio indiscutido), se apoya en dos enormes actuaciones: Chávez y Estévez. El primero como ese artista que ya está de vuelta pero no es mezquino a la hora de pasar sus conocimientos a las generaciones que vienen. La segunda como otro tipo de artista, la bailarina que se quedó en el éxito del pasado, éxito que cree le da un status de realeza y superioridad. Una de las cosas que me más gustó de estos personajes es que no caen en el cliché, sobre todo el de Chávez (el de Estévez puede que apele a alguno que otro, pero no molesta). El actor argentino no hace del típico genio cascarrabias insoportable y divo que maltrata a sus alumnos. Es un hombre sencillo que, consciente de lo que alguna vez fue, hoy se brinda a quien sabe tiene un talento para explotar (su alumna Luisa). Hay además un lazo que une a Prat (Chávez) con Paulina (Estévez), que es que tienen un hijo en común hoy preso por traer droga en su equipaje y que les deja un nieto por el cual pelean. Vale aclarar que tanto Prat como Paulina son homosexuales, con pareja cada uno (Juan Leyrado, él, y Luz Cipriota, ella), y tampoco componen al típico gay, se alejan del estereotipo. Alegra ver en el elenco a María Socas en un papel que la reivindica como lo buena actriz que es (hace de la madre de Paulina), aunque no tenga un rol central en la historia. Eugenia Guerty y Abel Ayala completan un elenco de excepción de esta serie de la que apenas van dos capítulos y que ahora se podrá ver por Teledoce. Es producción de calidad, es arte, es placer de ver a maestros de la actuación luciéndose, es la comprobación una vez más de que la ficción argentina es de las mejores del continente. La recomiendo con mucha fuerza.