Por lógica, pero sobre todo por mérito
El pasado 9 de mayo, ni bien se dieron a conocer las nominaciones para los Martín Fierro, tuiteé que "Un gallo para Esculapio" sería el próximo Martín Fierro de Oro. No me estoy sacando lustre con la predicción porque en realidad no era muy difícil de hacer. Ya desde hace unos años, los Martín Fierro se han vuelto bastante previsibles respecto al gran premio de la noche. Las sorpresas podrán aparecer en algunas categorías, pero el Oro termina siempre enfilando hacia la mejor ficción del año. Máxime teniendo en cuenta que el premio mayor de APTRA ya ha cumplido con los grandes popes del espectáculo argentino, llámese Susana Giménez, Mirtha Legrand, Marcelo Tinelli, Antonio Gasalla, Nicolás Repetto, Jorge Lanata o Magdalena Ruiz Guiñazú. Reconocidos todos ellos de alguna manera, sea con Oro o con Diamante, lo que queda en la pantalla argentina para destacar son las ficciones, que muy bien saben hacerlas por cierto. Entonces, para saber quién se llevará el próximo Oro solo basta con identificar cuál fue la ficción destacada del año y, si es más de una, la balanza suele inclinarse por el unitario antes que por la tira diaria. Por ejemplo, para el próximo año, seguramente la cosa esté entre "100 días para enamorarse" y "El lobista", porque "Un gallo para Esculapio" y "El marginal", que estarán estrenando segundas temporadas, ya tienen su Oro. Pero el hecho de que el premio se pueda predecir no le quita valor ni mérito al que lo ganó. "Un gallo para Esculapio" tenía que ganar el Martín Fierro de Oro, lo merecía de principio a fin, aunque haya perdido en algunas categorías (Actriz de Reparto, Producción Integral). Lo que Underground hace con sus ficciones es maravilloso, es difícil encontrarle que le erren en alguna, por lo general son todas muy buenas. Sea en libreto, en dirección o en actuación, y por supuesto en impecable realización. O sea, que mi predicción del pasado 9 de mayo fuera acertada no solo obedeció a la lógica que creo viene aplicando el Martín Fierro los últimos años, sino también -y fundamentalmente- a que quien lo ganó era el que lo merecía sin lugar a dudas ni discusiones. "Un gallo para Esculapio" era el dueño del Oro de pies a cabeza. Enhorabuena.
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