No soy de ver "Todas las voces", el programa de debates de Monte Carlo TV que conduce Daniel Castro, pero imaginaba que todos sus panelistas - el periodista
Roberto Hernández, el dirigente comunista Óscar Andrade, el analista Conrado Hughes y la periodista Alejandra Labraga- tenían el mismo nivel de participación. Voy al punto, me entusiasmaba ver a Alejandra Labraga opinando al mismo nivel que sus compañeros. Pero vaya sorpresa -o en realidad, ninguna sorpresa- cuando me encuentro que simplemente está allí para leer los mensajes, sea cual sea la vía por la que llegan. O sea que su participación no es como periodista, sino como locutora. La típica mujer que lee los mensajes, la hora y el estado del tiempo. No soy feminista ni defiendo a las mujeres solo por ser mujeres. Me interesa el trabajo que se hace, no el sexo del que lo hace si no es pertinente. Pero en la televisión uruguaya parece que para leer mensajes, dar la temperatura, decir la hora o pasar una publicidad es necesario tener a una mujer. Y, de paso, se cumple con la políticamente correcta cuota femenina... aunque esté muy lejos de ser lo que muchas mujeres reclaman cuando la piden. Quizás Labraga no esté preparada para hacer lo que hacen sus compañeros de programa porque su especialidad es otra y eso no está mal. Entonces, si quieren tener cubierta la "cuota mujer" (para mí tan discriminatorio como no tener mujeres en la propuesta), convoquen a quienes pueden desempeñar la labor que el programa exige. Las hay y muchas hoy en día, deseosas de demostrar que se prepararon para eso, como hay muchas que se prepararon para ser locutoras (hombres también, ojo) porque no es una profesión menor, simplemente cumple otra función dentro de la estructura de un programa.
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