"Ozark" volvió con todo y ya se la extraña

Segunda temporada de "Ozark" y las ganas de ver más se multiplican. Si ya la primera había creado adicción, la nueva mantiene el nivel, agrega más elementos y cierra de manera que queremos saber más ahora. En esta nueva tanda de diez episodios, Marty (Jason Bateman) y Wendy (Laura Linney) deben conseguir que se autorice la construcción de un casino para cumplir con las demandas del cartel mexicano para el que lavan dinero. Pero están en Ozark, donde los Snell son quienes controlan el narcotráfico además de ser dueños de las tierras donde debería instalarse el casino, y los Langmore son la delincuencia local, de poca monta pero suficiente para causar problemas. Así que los Byrde deben lograr su objetivo con tres frentes vigilando sus sus acciones: el cartel mexicano, los Snell y los Langmore. Además, deben atender a sus dos hijos adolescentes, que ya se han enterado de qué clase de lavado hacen sus padres y no se quedan atrás en sus demandas dentro de ese "fuera de la ley". La primera temporada debió dar a conocer el terreno (Ozark), presentar personajes e intentar que de alguna forma el público se "identificara" con los protagonistas. En esto último importaba que hacían lo que hacían porque "no había más remedio" si querían mantenerse con vida. Recordemos que lo que Marty desarrolla en Ozark fue la forma que encontró de zafar de la muerte luego de que su socio estafara al cartel para el que ambos trabajaban en Chicago. Lo que hace la segunda temporada es permitirnos conocer más de los personajes, sus miserias y, sobre todo, su verdadera naturaleza. ¿Wendy y Marty hacen lo que hacen por necesidad o en realidad estaba en su naturaleza terminar siendo delincuentes? ¿Actúan presionados por las circunstancias o en el fondo disfrutan de lo que están llevando adelante? Pero la serie no se detiene solo en ellos, sino que va más allá con muchos de los ricos personajes que hay en la vuelta: el matrimonio veterano Snell, a cuál más temible o, mejor dicho, imprevisible; Ruth Langmore, dividida entre su amor a su ex convicto padre y su lealtad a Marty, quien es su posibilidad de dar el salto económico e incluso "profesional"; la desahuciada Rachel, que busca con la droga poder disfrutar algo de la vida que Marty arruinó; el agente del FBI, Roy Petty, empeñado más en un objetivo personal que en el bien común; o los hermanos Jonah y Charlotte, muy lejos de la inocencia juvenil. Todo eso llevado adelante dentro de un muy inteligente guión con giros imprevisibles, pero bien justificados. El paisaje ayuda a crear todo esa sensación de estar "fuera del mundo" o "dentro de una ley aparte". Y el final, como en la primera temporada, deja planteada una gran incógnita. Es la segunda vez que los Byrde tienen la posibilidad de escapar de "Ozark". No lo lograron la primera vez, ¿podrán la segunda? Lo interesante del caso es que la decisión siempre termina siendo de ellos. Lástima tener que esperar para conocer la respuesta, pero la serie sigue demostrando que vale la pena hacerlo.

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